Hola queridos comunitarios, hace unas semanas los comunitarios Jinetes nos hablaron de la existencia de una cueva estupenda en la sierra de Ricote, en el Cajal y nos apasiona la exploración, motivo por el cual anunciamos una ruta en el foro para ir a visitar esta cueva en la mañana del domingo día 20 de mayo del año 2018. Finalmente se apuntarían a esta expedición espeleológica los comunitarios Alonsojpd, Paquito206, Patricia Carmona, Kronxito, Luis y el guía Antonio Asís.

Madrugamos, desayunamos, preparamos las bicicletas y salimos al lugar de encuentro. Allí nos esperaban Antonio, Luis y Paquito206 y a mí me aguardaba un regalo sorpresa del comunitario Antonio, ni más ni menos que un inclinómetro, algo con lo que llevaba soñando años, para saber el porcentaje de inclinación de una pendiente sin tener que llevar un aparato tipo Garmin o Polar y, encima de todo, para el manillar de mi bicicleta, que tenía aún espacios vacíos ¡MUCHAS GRACIAS! Publicaremos pronto un vídeo explicando cómo se coloca este magnífico aparato analógico (sin pilas, sin cables y sin mantenimiento).

Partimos pronto para que no se nos hiciera muy tarde, en un principio teníamos pensado visitar la cueva de los Telares y la senda de la Madera en la sierra de Ricote y eso suponía unos 90 kilómetros de ruta. Rodamos a buen ritmo por la orilla del trasvase, tragando algún mosquito que otro, algo inevitable en estas fechas. La mañana era soleada y fresca al principio pero calurosa conforme fuera avanzando el reloj.

Llegamos pronto a Archena y tomamos la orilla del río Segura para subir a Villanueva del Río Segura, esta vez nos detuvimos en la estatua La pensadora, donde aprovechamos para tomar un primer tentenpié, para hacer algunas fotos y para reír con las ocurrencias del comunitario Kronxito. También pusimos el inclinómetro en mi manillar, que ya va quedando sin espacio ¡por fin!

Seguimos con la ruta subiendo desde Villanueva hasta el Cajal. La cueva de los Telares está justo a cuatro kilómetros del inicio del cajal. El sendero que lleva a ella se toma en la parte izquierda de la pista forestal, en el kilómetro 4, conforme vamos subiendo.

Llegamos a la senda con 30 kilómetros justos de ruta. Empezamos a hacer algunos intentos de ascenso, como siempre, comprobando si era ciclable. Conseguimos subir hasta la parte no ciclable. Con pendientes de más del 30%, una senda estupenda. Tuvimos que empujar las bicicletas y hacer senderismo unos metros, pero no muchos. El sendero tiene desde la pista hasta la entrada de la cueva unos 500 metros, que se hacen duros pero no imposibles.

Llegamos a la entrada de la cueva y el final del sendero exhaustos, tomamos un poco de aire, preparamos las linternas e iniciamos la parte de espeleología de la ruta. Nos adentramos y nos encontramos con una sección bastante grande, con las paredes llenas de arañas de las patas largas, se contaban por miles.

Fuimos explorando y viendo las ramificaciones de la cueva, se veía una a la izquierda que dejaríamos para el final y también se veía una bajada de unos 4 metros que llevaba a otra caverna aún más grande que la de la entrada. Apagando las linternas la oscuridad y el silencio eran totales. Nos invadió una sensación de estar en las entrañas de la madre tierra, algo profundo, sobrecogedor. No aguantamos mucho más de 4 segundos sin luz.

Seguimos explorando las ramificaciones, algunas con indicaciones de «sin salida». Tuvimos que andar a gatas y en algunos sitios acostados. Nos encontramos estalactitas perfectas, con gotas de agua carbonatada. Un espectáculo digno de ser presenciado y merecedor del miedo que pasamos por no estar acostumbrados a los espacios estrechos y a rectar por las grutas.

Seguimos explorando todas las ramificaciones, unas más largas que otras, todas acababan estrechándose y en alguna de ellas solo cabía una persona acostada completamente, eso lo dejamos para los profesionales, nosotros no íbamos preparados ni con material, ni mentalmente, ni con conocimientos para explorarlas, nos conformamos con las que podíamos llegar a gatas.

Una estupenda cueva, la cueva de los Telares, que nos dejó un buen sabor de boca y una bonita experiencia. Salimos al sol y volvimos a respirar el aire exterior, muy diferente al del interior de la cueva. Vimos algunas mariposas, descansamos un poco y emprendimos el descenso. En mi caso intenté hacerlo sobre la bici, la primera parte desde la cueva la hice con algún que otro susto pues tiene muchísima inclinación, más del 30% en algunos tramos. Motivo por el cual hay que ir totalmente concentrado y aplicar todas las técnicas de descenso habidas y por haber. El terreno está un poco suelto y hay que tomar algunas curvas que con la inercia de la bajada se hacen complicadas. Conseguí bajar hasta la zona de las piedras, donde puse pie a tierra y analicé la zona para un futuro descenso. Lástima que esta parte no se grabara, algo extraño teniendo en cuenta que la cámara GoPro pitó.

Bajamos hasta la pista forestal y decidimos no ir a la senda de la Madera, habíamos estado mucho tiempo explorando la cueva de los Telares y se nos hizo un poco tarde. Optamos por subir el Cajal hasta el cruce y bajarlo por la otra vertiente. Descendimos hasta Ricote por una zona que nos descubrió el comunitario Luis y continuamos bajando hasta Ulea.

El resto de la ruta transcurrió por carretera, buscando la ruta más rápida porque el sol estaba apretando. Regresamos por Villanueva, por Archena, por Lorquí y por el Llano de Molina. Acabando esta estupenda ruta de espeleología con 67 kilómetros y 1.100 metros de desnivel acumulado, en unas seis horas donde hubo de todo: senderismo, ciclismo, risas, espeleología, muchas arañas, oscuridad, miedo, aventura, anécdotas y diversión generalizada.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta MTB BTT BXM: