Hola queridos/as amigos/as de Comunidad Biker, soy la comunitaria Patricia Carmona y quiero relataros la maravillosa y dura marcha que tuvimos en Riópar, los Calares del río Mundo, una marcha un tanto diferente a todas a las que he ido, dura, exigente y espectacular, un domingo 16 de octubre 2016 que no olvidaré jamás.

Todo comienza el sábado que  por la noche, dormimos en Riópar para no pegarnos el madrugón el día de la marcha. Nuestro amigo David de Ciclos Conde se encargó de buscar casa para alojarnos, puesto que está bastante lejos de donde vivimos. Los preparativos más menos sabéis los que son. Por la mañana me levanté la primera, desayuné y me preparé para la marcha.

Una vez todos levantados y dispuestos con nuestras bicicletas nos dirigimos a la salida de la bike maratón. Nerviosa, como siempre, pero en esta ocasión emocionada por lo que me esperaba, ya que sabía que sería dura, larga y bonita a la par. Me aconsejaron que al principio dosificara bien. Desde el inicio de la marcha hasta el final fui controlando el ritmo, siempre a la espera de sorpresas.

Pistoletazo de salida, hacía mucho frío, estaba más helada que una llave jajaja. Pero sabía que me calentaría rápido, en la primera subida. Rodamos por las calles de Riópar. Por aquí oigo a alguien chillar mi nombre, era mi amiga Toñi que acompañó a su marido, desde aquí le doy las gracias por los ánimos y las fotos que nos izo.

Empieza una subida larga por pista, a la izquierda había una cantera, el paisaje estaba volviéndose más hermoso y estaba alucinada, las nubes bajo nuestros pies no se veía casi el pueblo. Se me quitó el frío y se me quitaron todas las penas, un espectáculo digno de ver. La neblina quedaba por debajo y a lo lejos se veía el Calar, daba impresión.

Empezamos a bajar y al poco nos encontramos con el primer tapón, monumental, un parón que duro más de 30 minutos. En estos casos siempre aprovecho para hablar con la gente de alrededor y, por supuesto, colarme en alguna foto que otra… De paso nos echarnos unas risas jajaja. Conocí a unos chicos muy majos de Jaén y otros de Córdoba, también unos chicos de Murcia, Javier que me dijo que era seguidor de la Comunidad, todos excelentes personas.

Pasamos de uno en uno por la zona estrecha que provocó el tapón y empezamos a rodar por unas sendas muy húmedas y resbaladizas. Lo que más resbalaba eran las raíces que salían de la senda, pero esto no dejó de gustarme cada vez más. Sendas estrechas y con precipicios a un lado, bufff, la adrenalina a mil. Bajamos a la carretera que da a los mesones Nicolás, un sitio donde aconsejo pasar un fin de semana en familia, donde suelo ir con la mía a pasar fines de semana o vacaciones. Comunitaria Patricia Carmona con las vacas en Los Calares del río MundoAllí nos tratan como si de su familia se tratara.

Por la zona había mucho público, sobre todo chicas, empezaron a animarme y yo, ni corta ni perezosa, grité en muestra de agradecimiento y se formó un revuelo entre todos los allí presentes jajaja. La verdad que me vine arriba, gracias de todo corazón por estas muestras de cariño a la gente que participa, porque ayuda bastante.

Entramos por pista para subir a los Calares del río Mundo y la Sima. Este sitio me lo conocía bastante bien, puesto que he hecho senderismo. Me alegró mucho ver que subiríamos por esta zona, estaba emocionada de pasarlo en bici. Sabía lo que nos esperaría pero aún así estaba muy emocionada. La pista cada vez se empinaba más, adelanté a varios compañeros participantes, diciéndoles que la cosa iba a ponerse aún mejor jajaja.

Seguimos subiendo y se me aflojó la rueda delantera, me bajé y comprobé que prácticamente la llevaba fuera. Un chico que pasaba por allí, muy amable, me ayudó a apretarla y continuamos. Subiendo y exhausta pero feliz y maravillada del entorno, la naturaleza y los animales que por allí había. En concreto unas vacas gigantes con cuernos, muy cerca de la senda por donde pasábamos, me quede atónita. No pude remediar acercarme un poco e intentar tocarlas, pero una de ellas se levantó desafiante y salí asustada. Yo muy atrevida como siempre, aunque el atrevimiento a veces tiene estas cosas jajaja.

Llegué al primer avituallamiento de la mañana, me tomé medio plátano y bebida isotónica. Allí estaban el comunitario Aurelio y Alonso, también descansando y comiendo algo. Seguimos pensando que ya no habría más subida, pero sí la había, aún nos quedaban algunos kilómetros de subida, esta vez sin vegetación. Por esta zona había más vacas pastando en el prado, una estampa preciosa que jamás olvidaré y quedará grabada en mi retina.

Seguimos subiendo un poco más y me encontré a un muchacho con una bici de esas con las ruedas enormes y pensé «a este no le seguiré la rueda o me mataré» jajaja. Iba esquivándolo para que no se me pusiera delante, es más, no me callé y le dije «vaya tractor llevas» jajajaja. El muchacho era cordobés muy majo.

Empiezan las bajadas, complicadas sendas resbaladizas y estrechas. Algunos tramos los bajé a pie, la seguridad ante todo, pero en otras zona que veía más practicables un pie al suelo y casi montada bajando de lado ¡Qué disfrute! jajaja. La verdad es que era una zona del bosque increíble, oscura, húmeda, con vegetación tupida, chulísima.

Seguimos bajando por camino y luego haciendo una senda muy bonita entre árboles, con un río a un lado. Al poco vimos que había que cruzarlo, buaaaa allá que voy, sin pensármelo, cojo carrerill, lo cruzo y, lo que me esperaba, mojada hasta en el carné de identidad jajaja, pero disfruté de lo lindo. Se me secó pronto con tanta subida.

Entramos por sendas bastante bonitas ¡Qué maravilla! Muchísima vegetación, árboles y plantas, a los lados del sendero, apenas cabían las ruedas de las bicicletas, resbaladizas, como en toda la marcha. En una piedra grande intento subir, tiro del manillar para arriba y me quedo enganchada, casi a punto de caer a un lado, por un precipicio, pude poner el pie y, justo a tiempo, miro para atrás y veo a Alonso con mi rueda de atrás cogida ¡Me salvó la vida! ¡Gracias corazón!

Tras estas bonitas sendas y una parada en el último avituallamiento iniciamos la subida de «la pared» jajaja. Sí, así tal cual la llamo, «la pared», una pendiente que te deja sin aliento, con casi 70 kilómetros recorridos y te encuentras con «eso». Empiezo a subir a molinillo, una pedalada tras otra y la bien concentrada para no bajarme de la bici. Era algo menos de un kilómetro, pero se me hizo eterno, sudando, respirando como podía, apretando los dientes, no se acababa. Una rampa sin tregua, con pendientes del 24% y por senda… Al fondo por fin veía el final, conseguí acabarla sin poner pie al suelo, muy contenta. Arriba estaba Alonso, me dijo algo pero no me salían las palabras, fue durísimo.

Entramos en carretera para subir a Riópar Viejo, otro hermoso donde los haya. Arriba del todo hay una fuente de piedra natural preciosa, entramos por una cueva corta y seguimos por una senda muy estrecha, donde casi me caigo a un lado, al chocar contra una piedra uffff. Estaba agotada y cualquier golpe me hacía perder el equilibrio, no podía más. Tuve que concentrarme y mentalizarme porque aún quedaba una sorpresa final. Le preguntaba a Aurelio que si había más subidas y me decía que creía que no. Ilusos de nosotros, esto no había acabado.

Seguimos haciendo un poco de descenso por sendas, cruzando alguna carretera. Y este es el problema de esta marcha, que en los descensos casi tampoco puedes descansar, son algo técnicos y tienes que ir concentrada y en tensión, por lo que te cansas casi igual subiendo que bajando. A los de la organización les preguntaba que cuándo se acababa esto, me decían que ya estaba casi. Me enfadé un poco al ver que no estaba, que aún quedaba subida. Solté algunos improperios que solo Alonso oyó y no reproduciré aquí jajajaja, estaba hasta el moño…

En una zona de llano intenté relajarme y meditar un poco, mientras seguía dándole a los pedales. En estos casos la mente nos puede jugar una mala pasada, quedaba poco y tenía que aguantar como fuera. A los pocos metros y sin apenas descanso, casi por sorpresa, llegó la última subida de la bike maratón de Riópar, me dio la risa. Empezamos a subir por una senda por la que bajaba agua ¡Qué bonito! A cada metro se iba empinando un poco más y así íbamos subiendo. Veo a Alonso que para para grabarme, acercó tanto la cámara a mi rueda que casi caigo encima de él jajaja. A esta senda la llamamos “la senda del agua”.

Entramos por pista por fin, por aquí, en la parte final de la marcha, a algunos participantes se les veía bastante mal de ánimos, los animé como pude para que no decayeran, se les veía cabizbajos. Muchos de los participantes, más de 300, no acabaron la marcha completa, lo que da buena cuenta de su dificultad y dureza. Como siempre os digo, hay que preparar el cuerpo y, sobre todo, la mente para afrontar estos retos, es importantísimo.

Volvemos a entrar por senda de nuevo ufffffff ¡¡Estaba muerta!! Aquí nos encontramos a nuestro querido comunitario Iván animándonos ¡¡Gracias amigo!! Y encima era su cumpleaños ese día ¡¡Felicidades Iván!! Llegó la bajada, de lo más chunga, unos cuantos participantes que venían detrás de Aurelio nos dijeron que nos bajáramos de la bici, que era muy, pero que muy, peligrosa la zona. Les hicimos caso, las fuerzas ya no eran las mismas del principio lo que hace que se nos mermen los reflejos y la estabilidad en la bici, así que pie al suelo. Un chico que pasó por allí también me cogió la bici, junto con la suya y bajó ambas muy rápido, me quedé alucinada de la fuerza que tenía el muchacho, pues mi muerto pesa una barbaridad, se lo agradecí enormemente.

Realizamos unos cuantos kilómettros para llegar a meta por el pueblo, estaba desorientada del agotamiento que llevaba. Por fin veo el arco de meta y, a lo lejos, a una persona que me grita animándome ¡¡¡Mi hermana gemela Yolanda!! Junto con mi padre Paco, mi hermano Alejandro, y mi cuñada Rosa. Grité, me emocioné y lloré de alegría. Mi familia esperándome en la meta, fue toda una sorpresa para mí, porque no sabía que venían a verme, los chicos sí lo sabían y no me dijeron nada ¡Gracias zagales míos! Esto significa mucho para mí, gracias familia por venir a verme ¡¡Os amo con todo mi corazón!! Olvidé por momentos el cansancio que llevaba, cuando los vi allí esperándome, siento emoción solo de recordarlo.

Acabamos satisfactoriamente esta dura marcha bike maratón todos los comunitarios, una alegría. Fuimos a comer gazpacho manchego, mi comida favorita, estaba buenisimo. A ducharnos y luego al restaurante a comer con los zagales que allí nos esperaban. Pasamos la tarde disfrutando de la compañía de todos ellos.

Quirod agradecer de corazón a Alonso y Aurelio por acompañarme en todo momento, también a los demás chicos por sus ánimos, a Juan Francisco, Antonio Manuel y Paquito.

Un fin de semana que me gustó bastante. He de decir que eché de menos a Antonio de Maya que iba a venir, pero no pudo y, por supuesto, a mi «hermano» del alma, al comunitario Kronxito, que tampoco pudo venir ¡¡Os eché de menos!!

Acabé este duro reto con 8 horas encima de la bici, 75 kilómetros y 2.500 metros de desnivel acumulado. Quedé la tercera de mi categoría. Fue durísima y exigente, pero un reto que merece la pena hacer. Mi propósito era acabarla y lo conseguí. Desde aquí quiero animar a las mujeres a hacer estos retos porque si yo puedo vosotras también. Una vez más gracias a mis chic@s de Comunidad Biker por el apoyo y el cariño que recibo de todos vosotros ¡¡Os quiero un puñao!!

De vuestra comunitaria Patricia Carmona.

  • Fotos de la marcha BTT de los Calares del río Mundo en Riópar: