Gastronomía y ciclismo cogidos de la mano

Hola amigos de Comunidad Biker MTB soy Paquito206 y voy a analizar la relación entre la gastronomía y el ciclismo.

No sé muy bien por dónde empezar esta pequeña paroflexión^(*) aunque trataré de hacerlo lo más ameno y entretenido posible.

Todos hemos visto como desde hace un tiempo en el mundo de las bicis estamos viendo cambios, tanto en tamaño como en componentes. Unos cambios que a mi parecer se asemejan mucho a los cambios en la cocina. Por ejemplo el tema de las transmisiones que es lo que más similitud tiene con la cocina al haber platos en ambas jejeje.

Cuenta mi abuelo que en su época (años 40-50) tenía una bicicleta con  solo un plato y un piñón, cosa que coincide con la época de escasez vivida en España, propia de la posguerra, en donde poner un plato a la mesa era ya bastante y con suerte.

Ya pasados unos años, se fueron introduciendo las transmisiones con varios piñones y en algunos casos algún plato más. Este hecho también coincide con una mejora económica que brindaba la posibilidad de poner más víveres en nuestras mesas.

Ya en plenos años 90 llegaron a nosotros aquellas bicis que eran «la leche», 18 velocidades (3×6), 21 velocidades (3×7) y 27 velocidades (3×9). Teníamos una gran variedad de platos y piñones para poder satisfacer nuestras necesidades. Casualmente y gastronómicamente hablando, en estas fechas ocurría lo mismo, las mesas llenas de infinidad de platos y alimentos a gusto de cada comensal.

Y de repente llegamos a la época actual, en donde no se sabe por qué motivo volvemos a nuestros orígenes, aunque esta vez con mejoras técnicas tanto en la fabricación como en los componentes. También llena de similitudes con la corriente gastronómica que estamos experimentando, donde cada vez los platos son más sofisticados y llenos de matices, sabores y texturas. Es aquí donde voy a centrar y comparar todos los cambios que estamos sufriendo.

Vamos a partir de los cambios 3×9 ó 3×10 donde tenemos una variedad de relaciones de cambio más que sobradas. Gastronómicamente hablando sería lo que se llama «buffet», donde podemos encontrar comida de todos los tipos y variedades. Sin embargo, de repente, se pasa a reducir las  transmisiones, el número de platos y a aumentar el número de piñones 2×9, 2×10 y 2×11. Como es normal en la cocina pasa lo mismo, ya no se lleva eso de comer como un oso hasta hartarnos si no que reducimos la cantidad de platos e incorporamos a estos más variedad de alimentos, para seguir satisfaciendo nuestros gustos culinarios.

Seguimos rizando más el rizo aún si cabe, ahora pasamos a las transmisiones «monoplato» 1×10, 1×11 y 1×12. Nos quedamos con solamente un plato pero un montón de piñones, al igual que en la alta cocina con un solo plato pero cargado de infinidad de ingredientes, buscando matices y texturas. Cabe destacar en este apartado que tanto las mejoras tecnológicas y de materiales como la sofisticación y empleo de ingredientes gourmet conllevan un coste económico alto, por lo que podemos decir que pagamos más por tener menos jajajaja.

No quiero acabar esto sin comparar los bares y restaurantes al tamaño de las bicis.  Esta similitud también ha ido cogida de la mano, a mi entender, pues de las bicicletas de 26″ hemos pasado a las de 27,5″ y a las de 29″ e incluso ahora las 36″. Se puede comparar a la tendencia que había de comer en el típico bar pequeñito de la esquina donde te ponían un menú bien cargado y bebida a mansalva con los lujosos y exclusivos restaurantes, en donde te colocan un plato muy grande con un «trozo» muy pequeño y un «culín» de un vino muy caro.

Pues esto ha sido todo amigos, así que espero les haya gustado, porque lo que es servir de poco os servirá jejeje.

Atentamente Paquito206.

^(*) Parodia y reflexión.