La afición por la bicicleta me viene desde pequeño, cuando mi padre y mi abuelo me enseñaron a montar en un pueblo de Burgos. Fueron largos y continuos veranos los que pasé disfrutando como un enano (nunca mejor dicho) recorriendo los pueblos de alrededor junto a mi hermano hasta que se fue haciendo más difícil poder seguir visitando aquél pueblo. La escuela, los cambios de ciudad y el no tener nadie con quien salir hicieron que fuera perdiendo poco a poco el contacto con las dos ruedas.
Tuvieron que pasar más de 10 años hasta que, fruto del destino, volviéramos a coger la bici unos amigos y yo. Por entonces tuve que comprarme una bici nueva, ya que la que tenía me quedaba demasiado pequeña. Una bici de 300 euros del SportZone, que para el uso que le iba a dar era más que suficiente. Pero me equivoqué. Mis amigos siguieron disfrutando de rutas tranquilas pero yo quería más, me picaba la curiosidad de ir más deprisa y de correr en alguna marcha \»por probar\». Así que ahorré de nuevo y me compré la que sería mi actual bici, una bici por piezas, de las cuales el cuadro, de carbono, no es de marca, y los componentes son en su totalidad XT.
En enero de 2016 me rompí la muñeca haciendo Snowboard, lo que me llevó a colgar de nuevo la bici durante medio año. Tras la operación (sí, tengo una placa muy bonita que no pita en los aeropuertos) tuve que ir cogiendo el ritmo muy poco a poco. Primero fueron 5km, 10km… hasta que conseguí volver a hacerme 30km antes de que la muñeca me empezara a molestar. Durante todo este tiempo he vuelto a coger más soltura y prácticamente ya no hay molestia, y en este 2017 he vuelto a hacerme más de 10 marchas, entre las que se encuentra mi mayor reto y logro hasta ahora: Madrid Segovia MTB 117km, la cual no pude acabar dos años antes.
¿El futuro? Lo iré escribiendo según vaya llegando. Lo único seguro es que no dejaré de lado el ciclismo pase lo que pase, tenga las lesiones que tenga. ¿El próximo reto? Adquirir la bicicleta de carretera y camino a la Larra Larrau del 2018 ;)
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