Muy buenos días estimados amigos, comunitarios, lectores y pasajeros de este viaje que es la vida. En la tarde del 18 de abril de 2018 propusimos una ruta en el foro de la web comunitaria, con la idea de sacar a pasear las bicicletas de carretera, para que no se oxiden. Nos acompañarían en la ruta los comunitarios Alonsojpd, Paquito206, María y Patricia Carmona. La ruta sería hacia el Cortao de las Peñas, Casicas y el Rellano.

Arrancamos un poco más tarde de la hora prevista, en este caso por motivos ajenos a nuestras personas. En el parque de la Comunidad nos esperaban María y Paquito206, este último venía de Fortuna. Iniciamos los aparatos electrónicos, hicimos una última revisión a la bicicleta: presión de las ruedas, palometas de cierre de la rueda, frenos, sillín, casco, guantes. Todo listo y a pedalear. Los primeros metros siempre son de adaptación a la postura de la bici de carretera  que cambia con respecto a la de montaña y es la que habitualmente usamos.

Prácticamente en los primeros 100 metros experimenté la pérdida de la rueda y refugio del grupo, noté que me quedaba unos metros por detrás. Antes de continuar con el relato debo indicar varias cuestiones:

  • La alimentación del día anterior y del mismo día de la ruta fue correcta y óptima: patatas cocidas, verdura, pasta, avena, arroz, plátanos y fresas.
  • En teoría debiera llevar un poco de cansancio del día anterior, que hicimos 60 km con la bici de montaña, pero no me notaba nada cansado.
  • Las sensaciones en los primeros kilómetros eran buenas, no tenía pesadez en las piernas, tampoco ningún otro indicador negativo.

Con estas buenas sensaciones lo normal es que fuera en el pelotón o incluso en la zona cabecera, pero la ruta me depararía otro destino bien diferente. A los 5 km decidí comerme una barrita, no tenía hambre pero se estaba derritiendo con el sol y, además, las barritas hacen efecto al menos una hora después de tomarlas, por lo que me pareció lo adecuado. Me la comí sin hambre, hecho que me hizo aminorar la velocidad y perder de vista a los comunitarios, al pelotón, en este caso el motivo estaba perfectamente justificado: la reducción de velocidad para quitar el envoltorio a la barrita sin que se me cayera al suelo y sin caerme yo mismo.

Aumenté un poco el ritmo para ir alcanzándolos, cosa que logré, relativamente, en la entrada a la Alcayna. Digo «relativamente» porque me esperaron un poco antes. Pasamos la redonda y vi como la comunitaria Patricia aceleraba y se escapaba del pelotón, el resto continuamos agrupados subiendo el primer repecho. Parece ser que la comunitaria Patricia andaba detrás de alguien, de un tal Kom o algo así entendí.

Descendimos hacia los Valientes, alcanzando velocidades de 50 km/h. El viento empezó a hacer acto de presencia y no nos dejaría prácticamente en el resto de la ruta. Es un viejo compañero al que estamos acostumbrados los ciclistas y con el que hemos aprendido a convivir, como buenos vecinos que somos.

Ruta de ciclismo de carretera por trasvase en Murcia por Comunidad Biker MTB

Sin entender cómo en la bajada volví a perder la rueda de los comunitarios María y Paquito206. Aumenté un poco el ritmo pero no conseguí alcanzarlos, pasando Rambla Salada en solitario y descolgado y preguntándome cómo era posible si iba bien de sensaciones.

Antes de llegar a la redonda de la carretera de Fortuna me uní al comunitario Paquito206, que me estaba esperando. Le dije que esta tarde me tocaba ser el lastre de la Comunidad, me hizo un comentario que ahora no recuerdo pero que vino a decir: una cosa es el lastre y otra cosa es el retraso que llevas esta tarde. No usó estas palabras, dijo algo así como «lastre, lastreeeee»… El viento me impidió oírlo bien, pero llevo muchos años y muchos kilómetros recorridos con el comunitario Paquito206, con dos palabras y el tono me fue suficiente para entenderlo. Le argumenté que iba bien, que no me había picado el pollo ni nada por el estilo. No estoy seguro si se lo creyó.

Pasamos la redonda y las comunitarias María y Patricia nos esperaban. Una vez más todos juntos, en pelotón, continuamos con la ruta hacia Fortuna. No tuvieron que transcurrir más de 3 kilómetros para que me volviera a quedar atrás, justo antes del último repecho que nos llevaría a Fortuna. Así fue, como el que ve un tren que poco a poco se va escapando y al que no te has subido, veía a los comunitarios alejarse despacio e inexorablemente.

Son muchos los años que estoy pedaleando, he salido en cientos de rutas, con cientos de personas diferentes. Estoy acostumbrado a ver cómo la forma física y el estado mental en cada ruta de cada persona es cambiante, unos días vas bien y otros no tanto, unos años vas bien o otros no tanto. Los que hemos sido lastres o somos lastres  vemos la vida o la ruta pasar desde una perspectiva muy diferente a los que van en cabeza. Somos testigos de aquellos que ese día van peor. Estoy muy acostumbrado y no me afecta en absoluto ir el último e ir solo, al contrario, me motiva y hasta me gusta.

En esta ruta de ciclismo de carretera, donde debiera ir por lógica con el grupo y donde no lo conseguía, únicamente me puse a meditar sobre el motivo y así lo traté de expresar en el vídeo que podéis ver. Os conté y os cuento la realidad tal y como surgió, porque seguramente no soy el único que se descuelga de un pelotón sin saber el motivo. Y lo vengo a plasmar en palabras porque me ocurre habitualmente.

La ruta continuó, salimos de Fortuna, donde me volvieron a esperar, todos juntos una vez más, hacia el Cortao de las Peñas. En este ascenso, que conozco bien, esperaba dar la sorpresa y coger una buena cadencia subiendo para no perder de vista a la grupeta. Y el destino de esa tarde me volvió a golpear con su cruda realidad, antes de llegar al inicio de la subida ya había demarrado y quedado a 200 metros del pelotón. Levanté la vista y los vi a mitad de subida cuando yo empezaba.

Subí a buen ritmo, o al menos eso me pareció, me esperaban arriba en el área de descanso del Cortao de las Peñas. Estaban entreteniéndose poniendo una luz de freno a la bicicleta de carretera de la comunitaria Patricia. Un pequeño dispositivo que mostramos en el vídeo y que cuando frenas se enciende una lucecita roja, un elemento de seguridad más que viene bien.

Luz de freno para bicicleta de carretera con frenos de zapata v-brake

La ruta siguió su curso, y mi situación también, la carretera tenía un poco de pendiente ascendente hasta llegar a las Casicas y al cruce para ir al Rellano. Siguiendo la tónica me volví a quedar rezagado, incluso en el descenso al Rellano. Me esperaron en la entrada y bajamos hasta casa de mis padres, tocamos en la puerta y nos fuimos al no recibir respuesta.

A partir de este momento, en el kilómetro 35, la ruta fue cambiando, o al menos mi situación en ella. Tras pasar el Rellano y llegar a la Hurona aumenté el ritmo y me escapé del pelotón. Al poco me alcanzó Paquito206 y me puse a su rueda. Me costó un poco pero mantuve su rueda hasta el siguiente repecho. Este hecho me colocó en las posiciones de cabeza del grupo y, por primera vez en la ruta, no iba lastrando el grupo.

Pasamos el Fenazar y seguí a buen ritmo, incluso en cabeza de pelotón, hasta que Paquito206 me pasaba. En la entrada al trasvase esperamos unos segundos a las comunitarias, que habían quedado descolgadas en este último spring.

Todos juntos fuimos hacia las Lagunas de Campotéjar, donde admiramos las aves acuáticas desde el mirador. Nos echamos unas fotos y unas risas y volvimos a la bicicleta de carretera para rodar por la orilla del trasvase hasta la carretera de Los Valientes, donde despedimos al comunitario Paquito206 para regresar a nuestras respectivas casas.

Mis conclusiones, un día después de la ruta, son las siguientes:

  1. No me gusta ir a rueda, no me siento cómodo, llevo muchos años en MTB y en el ciclismo de montaña apenas se usa lo de ir a rueda y, además, no es recomendable. Por ello no estoy acostumbrado y no me siento seguro. Esto hace que, de forma inconsciente o casi consciente voy dejándome caer del grupo. Como es sabido, el aprovechamiento del rebufo y el ir a rueda en un pelotón acelera considerablemente el ritmo a consta de consumir menos recursos físicos. Por lo tanto los comunitarios que iban en el grupo podían circular más rápido con menos esfuerzo. En mi caso circulaba fuera del amparo del grupo y expuesto al viento.
  2. Desde siempre me he dado cuenta de que empiezo a rodar cómodamente a partir de los 30 kilómetros de ruta, por lo que en las primeras subidas al Cortao de las Peñas, por ejemplo, donde no es tan importante el ir a rueda, también me iba quedando atrás.
  3. Y por último, y no menos importante, sigo convencido de que se pusieron de acuerdo para ir a rueda y dejarme atrás, los veía reírse y cuchichear cuando me acercaba. Esto es una suposición y no está basada en hechos reales, pero me dio la impresión de que se hacían algún gesto cuando llegaba exhausto, se sincronizaban para darse relevos y volvían a dejarme atrás. Repito que esto es una conjetura.

Independientemente de la situación en la que me vi inmerso gran parte de la ruta, de ser el lastre y el ciclista descolgado, lo pasamos genial como siempre. Disfrutamos de la inmejorable compañía de los comunitarios, que seguro no se reían de mí sino que lo harían conmigo ¡sinvergüenzas!

De vuestro comunitario presidente Alonso, lastre una tarde más.

  • Fotos de la ruta de ciclismo de carretera: