Hola comunitarios, mañana de sábado, primer día del mes de julio de 2017, celebramos el inicio de esta división humana del tiempo, el inicio del mes, haciendo lo que nos gusta: ciclismo de montaña, contacto con la naturaleza y con los animales. Hoy un día de sol espléndido y viento fresco, algo raro en las últimas semanas de calor sofocante. Iniciamos esta ruta los comunitarios Alonsojpd, Alino, Paquito206, Patricia Carmona, Kronxito, María y Aurelio, con la idea de visitar el Coto Cuadros y las antenas del Embalse de Santomera.

El inicio de la ruta de MTB BTT fue un tanto caótico, cuando íbamos a salir el comunitario Alino nos comunicó que quería acompañarnos pero que llegaría unos minutos tarde. Es comunitario cofundador, viejo comunitario y tesorero, como indica su ficha comunitaria, así que por supuesto aceptamos la oferta.

Llegaron Alino y María y nos encontramos con la rueda delantera de la bici del comunitario Kronxito vacía, así que acabamos saliendo algo tarde. Para colmo exigimos al comunitario Kronxito que pusiera su cesta rosa con florecillas, se lo exigimos Alino y yo, si no no salíamos en ruta, por lo que nos retrasamos otros tantos minutos para colocar la cesta rosa de florecillas.

Enviamos unos mensajes al comunitario Paquito206 para que viniera a nuestro encuentro, luego me enteraría que también vendría el comunitario Aurelio. Pero parece que estos mensajes no llegaron a su destinatario y nos esperaron, pacientemente, más de 38 minutos en la entrada a la Rambla de las Monjas. Os pedimos disculpas por el retraso comunitarios, pero la vida es así, no siempre salen las cosas al minuto ¿Quién inventó el reloj? Debería haberse metido el invento por…. Desde siempre el ser humano ha funcionado sin relojes y ha funcionado.

Saludamos a los comunitarios que nos esperaron pacientemente al llegar a su encuentro y continuamos la ruta hacia el Coto Cuadros, unos más contentos que otros, felices por poder salir en una nueva ruta, por poder disfrutar del deporte, del aire libre, de los árboles y plantas, de los animales y de la compañía humana, por supuesto.

Entrando al Coto Cuadros nos liamos un poco para definir la ruta a seguir, acabamos bajando por el camino del Infierno, cogiendo la senda paralela. Descendimos por el camino que bordea el Coto Cuadros hasta la carretera de Fortuna-Santomera. Tomamos dirección Santomera y en la senda de la madera nos introdujimos hacia la orilla del embalse de Santomera.

Descendimos y empezamos a subir y bajar por la senda que bordea el embalse, por donde siempre disfrutamos de unas estupendas vistas y de las aves acuáticas de este humedal. Hace muchos años fue artificial, generado por la intervención humana al crear una presa, pero hoy en día se trata de una reserva para las aves acuáticas, vienen aquí flamencos y otras muchas aves en sus migraciones.

Subimos a la carretera de la presa y continuamos hacia la antigua cantera, donde paramos a almorzar, echarnos unas fotos y arreglar la tapa de la cesta rosa con florecillas del comunitario @Kronxito. Ascendimos un poco más y tomamos el camino que recorre la cantera y desemboca en otro camino, el que sube a las antenas.

Optamos por hacer un poco de técnica de ascenso subiendo por la senda de las Abejas o del Perro, no es técnica salvo unos metros en su parte intermedia y sus últimos metros acabando en el camino. Al final tiene una rampa de subida con tierra suelta que es sólo apta para ciclistas con nivel técnico de ascenso medio/alto.

Llegamos a las antenas del embalse de Santomera, donde nos encontramos con unos amigos seguidores de la Comunidad, charlamos un rato con ellos y nos echamos unas fotos.

El día era espléndido, sol y alguna nube esporádica eran la tónica climatológica de la mañana, pero esto no quedaría así. Sólo adelantaré que todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.

Descendimos por el camino y giramos a la derecha, buscando el sendero que nos llevaría a la cola del embalse de Santomera, con la idea de darle la vuelta. Al principio camino y luego entramos en senda con algunas piedras puntiagudas, no muy técnica pero en la que hay que tener especial precaución, dado que no hay una única trazada, hay muchas generadas por el paso del ganado.

Nos detuvimos a ver por dónde continuar, el comunitario Kronxito se acostó en el suelo y yo encontré, por puro azar, una moneda antigua. Nos miramos las piernas, que ya iban llenas de espinas y algún que otro roce y miramos al horizonte, dirección Fortuna y la sierra de la Pila. Unas nubes negras y amenazadoras, truenos y rayos inmensos, no relámpagos, sino rayos… Nos asustamos un poco, un panorama sobrecogedor, nosotros a 20km de nuestras casas y una tormenta eléctrica de verano que se acercaba. Analizamos las nubes unos minutos y vimos que venían hacia nosotros y a buen ritmo.

Y llegó la primera cruda realidad del ciclista de montaña de la mañana, justo cuando íbamos huyendo de la tormenta, la bicicleta de la comunitaria María pinchó, en concreto su rueda trasera. No nos quedó más remedio que parar a repararlo, dado que era un pinchazo importante y con darle aire no hubiera sido suficiente.

Mientras reparábamos la avería mecánica veíamos como los aviones, seguramente desviados por la tormenta eléctrica, pasaban por nuestras cabezas, donde aún no había nubes. Este hecho aún nos dio más respeto, dado que si desviaban los aviones significaba que la cosa era fuerte.

Seguimos con la ruta, pero pensando en acortar en la medida de lo posible, aunque en la zona donde estábamos no quedaba más remedio que seguir bordeando el embalse. Al cruzar uno de los riachuelos que lo alimentan nos empezaron a caer las primeras gotas, gordas y frías, ya no había solución, la tormenta nos alcanzó.

Aceleramos y aumentamos el ritmo, saliendo de los caminos y sendas del embalse y llegando a la carretera de Fortuna-Santomera, nos dirigimos hacia la entrada del camino de las Perdices y los Conejos, que tomamos rápidamente. La intensidad de la lluvia aumentó, gotas aún más gordas y mayor número. Empezábamos a calarnos, el camino que hace unos minutos era seco y polvoriento se tornó en barro resbaladizo.

Conseguimos llegar a una casa abandonada, que afortunadamente tenía la puerta abierta pues estaba semiderruida. Entramos todos y metimos las bicis. La tormenta aumentó considerablemente, lluvia torrencial típica de la Región de Murcia, en unos minutos bajaba un río de agua por el camino. Empezó a caer granizo también y de buen tamaño.

Echamos un vistazo a la casa, tenía tres habitaciones, una con cama y en cueva, una en el piso de arriba y otra más con el techo derruido. Contaba con una chimenea en la entrada que calentaría toda la casa.

Mientras revisábamos la casa la tormenta arreciaba, con más granizo, más agua y más truenos. Aproveché para sacar mi bicicleta Olympia Nitro y que se lavara con el agua de lluvia, quitando así el barro acumulado desde Tabernas, Monegros, Sagrabike y otras tantas rutas. El comunitario Kronxito hizo lo propio con su Cube Acid.

Pasamos el calor veraniego murciano al frío de la tormenta en cuestión de minutos. En la casa teníamos que movernos un poco para no enfriarnos en exceso y evitar males mayores. Entonces el comunitario Aurelio me dijo «¿eso qué es?», señalando a uno de mis portacaramañolas o portabidones, le dije que era el chubasquero de Tabernas y Monegros. Todos se rieron y yo seguía sin pillar la gracia, hasta que caí «Llevo un chubasquero en la bici más de tres meses y no se me ocurre usarlo hoy con la lluvia». Al final se lo dejamos a la comunitaria María, que estaba temblando un poco.

Y empezaron las goteras, primero en la habitación de al lado, que tenía el techo semiderruido, unos goterones importnates, luego en nuestra propia estancia, más preocupante. Y la lluvia continuaba y el río de agua que bajaba por el camino aumentaba su caudal.

Estuvimos una hora refugiados, por fin empezaba a escampar, justo en ese momento oímos un «plof», proveniente del tejado. En ese momento sí nos asustamos de verdad, con miedo de que se nos viniera encima, salimos corriendo de la casa y miramos, parece que una rama del arból que da sombra a la casa había caído sobre el tejado.

Aprovechamos el momento «plof» para salir y retomar la ruta, caían unas finas gotas pero se veía el cielo despejado casi por completo. Rodamos con nuestras bicicletas, con frío ahora, subiendo por el río generado por la lluvia torrencial. Subimos hasta el Cabezo de las Pilas, a trancas y barrancas, primero por el río y luego por camino que, afortunadamente, era tierra endurecida y no tenía barro.

Rodamos para subir por el Infierno, donde despedimos al comunitario Aurelio. Una nube amenazante venía ahora por nuestra parte izquierda, del otro lado, así que aumentamos el ritmo, no queríamos más tormentas por hoy.

Volviendo nos encontramos con un manto blanco de granizo que cubría parte del suelo, síntoma de que había caído una gran cantidad. Más arriba unos preciosos e inmensos charcos en medio del camino. Estupefactos y atónitos vimos como el comunitario Paquito206 (PacoPro) los esquivaba, así es, estáis leyendo bien «los esquivaba». Nos echamos las manos a la cabeza, el amante de los charcos ahora los evita y en pleno verano ¡Se nos está haciendo pro! Kronxito y yo no fuimos escrupulosos e hicimos varias pasadas a toda velocidad, salpicándonos y llenándonos de barro y agua ¡Qué sensación más bonita! Merecía la pena, probablemente no pillemos otros en los próximos meses de verano.

Continuamos la ruta de vuelta a casa, ruta en la que nos pasó de todo, pinchazos, lluvia, granizo y Paquito esquivando charcos. Pero lo pasamos en grande, como siempre, con una estupenda compañía por la que esperaría los minutos que hiciera falta en la salida.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta MTB: