Hola amigos de Comunidad Biker, soy el comunitario Vicepresidente Paquito206 y os relataré la ruta que hicimos ayer, viernes día 20 de enero de 2017. Tras las intensas nevadas en Murcia, algo que en nuestra zona llevaba unos 30 años sin producirse, decidimos ir con las bicicletas de montaña hacia la sierra de la Pila, con la intención de llegar a la misma Bola o Pico de la Pila (a unos 1.264 metros). Nos dirigimos hasta la Garapacha con el coche los comunitarios Paquito206 y Félix con todo preparado para afrontar la subida, con muchos nervios pues es la primera vez que íbamos a rodar por nieve en Murcia.

Descargamos las bicicletas de los coches, nos abrigamos bien, revisamos todo y ¡manos a la obra! Empezamos a subir tranquilamente justo donde empieza el camino forestal que va hacia el Mojón de las Cuatro Caras, en la Garapacha. Al principio vamos animados y viendo la nieve de lejos, el camino estaba húmedo pero perfecto para practicar el ciclismo. Pero esto no duraría mucho, poco a poco vamos viendo a los lados y en las laderas que la nieve va en aumento y en el camino empiezan a aparecer los primeros copos de nieve.

Seguimos rodando y disfrutando de la mañana de ciclismo, con poco frío para lo que esperábamos, incluso nos empieza a sobrar parte de la ropa que llevamos. Se acaba la tierra y nos encontramos una fina capa de nieve, en algunas zonas, en otras todavía se veía el camino. Seguimos rodando sin mayores problemas hasta que la capa de nieve se va incrementando y ocupando toda la superficie.

La sensación de rodar por la nieve, al principio es increíble, algo completamente nuevo para nosotros. Mi bicicleta y yo no estamos nada acostumbrados a esto y conforme va aumentando el espesor vamos notando que no controlamos la bici, empieza a resbalar y a irse para todos los lados. Es una sensación divertida y a la vez complicada. Nos costaba mucho mantener el rumbo, se nos iba hacia el barranco que había en nuestra parte izquierda y si nos íbamos hacia la derecha teníamos la cuneta con un buen espesor de nieve.

Al poco nos encontramos unas huellas de una bici que ya había pasado por allí y huellas de una persona andando, era nuestro amigo comunitario Ginés Víctor, que había intentado subir también con su bicicleta Fatbike. Lo vimos al fondo y paramos a charlar con él y que nos contara si se podía seguir. Nos dijo que él se daba la vuelta puesto que no había manera de continuar. El comunitario Félix aprovechó la coyuntura para probar la Fatbike, se montó, se puso las calas y a los 20 metros cayó a un lado al derrapar su rueda trasera y no poder quitarse las calas a tiempo. No se hizo mucho, solo unos rasguños en la pierna. Despedimos a nuestro querido amigo comunitario Ginés Víctor y decidimos seguir subiendo hacia el Mojón de las Cuatro Caras.

Cada vez había más nieve, con cada metro que ascendíamos nos íbamos encontrando mayor oposición a nuestra rodada. La nieve se pegaba incluso en las ruedas, ejes y horquilla, era como el barro, algo muy curioso. Aguantamos pocos kilómetros más tras despedir a Ginés Víctor, no había manera de mantener el equilibrio sobre la bici, lo intentamos todo, relaciones de cambio diversas, cadencia variada, ir por el centro, por la derecha, por la izquierda… nada, bajo la nieve había una capa de hielo y barro que resbalaba. No estamos acostumbrados y no entendemos de nieve, supongo que habrá alguna manera de ponerle algo a las cubiertas para que no derrapen, pero para esto no íbamos preparados.

Empezamos a empujar las bicis andando, siempre con la esperanza de que unos metros más adelante pudiéramos volver a montarnos, pero no fue así. A cada paso la nieve tenía más espesor y seguía resbalando. Así que tuvimos que desistir de la idea inicial de ir hacia el Pico de la Pila y darnos la vuelta ¡Una pena! Paramos antes de volver a echarnos unas fotos y admirar el espectacular paisaje nevado, algo que probablemente no se repita en muchos años.

Tomamos ahora el mismo camino pero de vuelta, bajando, se hacía un poco más llevadero pero seguía resbalando igual. Incluso tuve una pequeña caída en la nieve al deslizar mi rueda delantera sobre el hielo y perder el equilibrio. No me pasó nada, caí sobre la molluda nieve dando la vuenta, a mi bici tampoco ¡Menos mal!

El comunitario Félix, que iba casi siempre por delante, empezaba a acostumbrarse a rodar sobre la nieve y controlaba relativamente bien la bici, a mí se me iba hacia los lados, a veces con un poco de miedo porque la ladera del camino estaba cerca. Pero disfrutando, riendo y practicando técnica, que siempre viene bien.

Oimos el sonido del agua caer, paramos y vimos en una orilla del camino un buen chorro de agua que provenía del deshielo de la nieve. Como es lógico y normal en la Comunidad paramos a probarla, estaba riquísima, fresquita y sin sabor, como debe ser. El comunitario Félix también la probó.

Seguimos bajando hasta un cruce de caminos que tomamos a la derecha, con la idea de hacer algún kilómetro más dado que llevamos unos 4km. Se repetían los problemas, la nieve cubría los bancales así que íbamos rodando a «tientas», sin ver si debajo de la nieve había camino, piedras, baches o cualquier otro obstáculo. Rodamos entre almendros y oliveras hasta llegar al camino que va hacia el Barranco del Mulo.

Conforme bajábamos se iba acabando la nieve hasta empezar a ver la tierra del camino. A los pocos kilómetros llegó otra nueva sorpresa, la cruda realidad, en este caso protagonizada por el barro. Un barro pegajoso como nunca habíamos visto, rodamos sobre él menos de 100 metros y las ruedas, horquilla y demás quedó totalmente llena de barro. Se nos atascaron las bicis y no había manera de continuar. Tuvimos que parar a limpiar el barro de las zonas de rozamiento.

Continuamos como pudimos, dando golpes para ir soltando el barro. De repente, a lo lejos, oigo al comunitario Félix decir «la hemos liado», le pregunto y me dice que se le ha roto la patilla de cambio. :wacko: Así que llegó la cruda realidad del ciclista de montaña, avería seria de la bicicleta del comunitario Félix, patilla de cambio trasero partida y liado entre los radios y las vainas. Estudiamos qué hacer pensando ya en dar por finalizada la ruta.

Estábamos a unos 6km del coche, andamos un poco pero la bici prácticamente ni rodaba, así que me adelanto para ir a por el coche y recoger al comunitario Félix. Y así acabamos esta aventura sobre la nieve, disfrutando y sufriendo un poco, pero todo sufrimiento quedó eclipsado por las espectaculares imágenes de la sierra nevada que quedaron en nuestras retinas. Por no hablar del disfrute y la sensación de rodar sobre la nieve. Eso sí, a la próxima lo haremos mejor preparados en cuanto a las cubiertas se refiere.

De vuestro comunitario vicepresidente Paquito206.

  • Fotos de la ruta MTB sobre la nieve: