Hola estimados comunitarios, domingo día 8 de octubre de 2017, tal y como anunciamos en el foro de la web comunitaria, día establecido para realizar la Mortal 3.0 de Comunidad Biker MTB. Llevábamos un tiempo de planificación y diseño del recorrido, cambiándolo considerablemente con respecto a la del año pasado, la Mortal 2.0 de Comunidad Biker MTB. La idea inicial era incluir el pico de Carrascoy en el trazado, pero comprobamos que sería imposible realizarla en un día, así que optamos por buscar caminos y sendas en lugar de pista y carretera. Con varias rutas de investigación y las dos premortales, aplicamos nuestros conocimientos del terreno y nos pusimos manos a la obra para definir la Mortal 3.0.

Decidimos participar en este reto, incluso advirtiendo de que nadie nos acompañara por su dureza, los valientes comunitarios Paquito206, Guillermo de Ciclopasión, Patricia Montero, Antonio Manuel y Alonsojpd. Preparamos los enseres y utensilios para la ruta: bocadillos, barritas, plátanos, manzanas, dos cámaras de grabación, móviles cargados, móviles de reserva apagados para casos de emergencia, baterías, luces, agua, … Una buena comida el día anterior, una buena cena de hidratos de carbono para recargar las reservas de glucógeno, un buen desayuno, revisión de la bicicleta y a la calle a dar pedales ¡Todo el día!

Salimos a las 06:21 de la mañana, totalmente de noche, con las luces encendidas. Hacía fresco y la noche anterior había llovido un poco, así que se preveía barro en el camino. Salimos desde Molina de Segura (Murcia, España), rodando a ritmo alto para aprovechar estos primeros kilómetros en que aún vamos frescos y la temperatura es idónea. Pasamos por Los Conejos, La Quinta, La Alcayna, El Romeral y Los Valientes, tomamos dirección El Tomillar y tocamos el primer camino de la Mortal 3.0 a los 10 km.

Las predicciones se cumplieron y nos encontramos con un poco de barro, que se pegaba a las cubiertas de las ruedas de nuestras bicicletas y las hacía más pesadas. Todos pensamos y exclamamos lo mismo ¡Lo que nos faltaba! Afortunadamente a los pocos metros el camino tenía gravilla y las ruedas se fueron limpiando de barro casi automáticamente.

Continuamos con buen ritmo, sin parar, para hacer los máximos kilómetros posibles con la fresca. Iniciamos los primeros repechos al pasar El Fenazar, en dirección a La Hurona, que nos vinieron bien para calentar las piernas. De repente vemos una luz venir hacia nosotros, creyendo que sería algún ciclista «loco» haciendo una ruta de madrugada, pero no, era el comunitario @paquito206 gritando «Daros la vuelta, dos rottweiler vienen ladrando…». Nos asustamos bastante y dimos la vuelta a la bici para bajar apresudaramente. Detrás de nosotros venía uno de los perros ladrando, pude sentir el aliento en mi tobillo, el comunitario Antonio Manuel también. La verdad es que no tenían pinta de querer morder de verdad, pero los conocíamos de otras veces que hemos pasado por el lugar y sabíamos que eran grandes. Siempre estuvieron atados dentro de una valla y ladraban muchísimo, así que corrimos como alma que lleva el diablo, tuve que subir una pierna al cuadro de la bici por miedo a que me diera un bocado en el tobillo.

El comunitario Guillermo que iba el último fue testigo privilegiado de este curioso hecho. Luego nos contaría, entre risas, que había presenciado un «encierro de perros», todos en fila corriendo hacia abajo, y los perros detrás. Vi que se quedó sin moverse y eso me dio ánimos para volver, sacando la caña selfie para protegerme los tobillos en caso de ataque. La verdad es que pasé miedo, Guillermo y yo seguimos la ruta y los perros nos ladraban cerca, les hablábamos flojo diciéndoles «tranquilos, ya nos vamos» para que se tranquilizaran y dejaran de ver una amenaza. Los otros comunitarios iban a coger un camino alternativo, pero los animamos a que pasaran por ahí que no mordían, sólo daban miedo.

Pasamos la zona de perros y continuamos con la Mortal 3.0, algo alterados y acelerados, riendo por el momento vivido, con algún que otro «Lo que faltaba también, que nos mordiera un perro…». Continuamos rodando por La Hurona y entrando en el Sendero de los Cordeles, primera senda de la mañana, de ascenso, con zonas un poco técnicas. La pasamos sin mayor dificultad y circulamos por camino, en las faldas de la sierra de Lúgar.

Dejamos atrás el mirador en el que solemos parar a echarnos unas fotos, hoy había que ganar tiempo así que no paramos, continuando hacia la Hortichuela. Desde antes del Sendero de los Cordeles empezamos a subir, de forma leve pero con algún repecho, a partir de La Hortichuela es más de lo mismo, subida y subida, relativamente suave pero que va acumulándose a las piernas.

Paso a paso, tramo a tramo, pedalada a pedalada, con paciencia subimos la Senda de Nino Schurter  y llegamos a la pista forestal de la sierra de la Pila. Un camino que también va subiendo, hasta el Mojón de las Cuatro Caras y el cruce del Pico de la Pila, donde acaba la «subida leve» y empiezan los dos kilómetros y 200 metros que nos llevarían a culminar la primera cima de la Mortal 3.0. Me empezó a doler la espalda, supuse que por la mochila, hace un par de años que dejé de llevarla, así que perdí la costumbre. Ahora el peso me iba molestando y, lo que es peor, me venía a la cabeza la de horas que tendría que estar aguantándolo, por lo que el dolor iría a más. Paré y el comunitario Guillermo se ofreció amablemente a llevarla. Se la cedí y la llevó hasta la cima de la Bola de la Pila ¡¡Gracias!!

Hemos descrito, grabado y fotografiado en numerosas ocasiones estos dos últimos kilómetros, con rampas de más del 20%, que ponen a prueba cualquier voluntad por fuerte que sea, donde nos retorcemos sobre la bici para superarla sin poner pie al suelo, cosa que sería incluso peor. Este ascenso en una ruta «normal» se hace eterno, pero curiosamente cuando vas mentalizado de que tras él hay que hacer los Almeces de Ricote y las Antenas del Relojero y 200 km más, parece que se hace como más rápido, al menos esa es la sensación, pero los músculos que memorizan el esfuerzo seguro no opinan lo mismo. Tampoco el comunitario Antonio Manuel que dijo «esta subida se pega».

Llegamos arriba, todos contentos por haber superado el primer pico de la mañana. Incluso a buena hora, sobre las 10 y poco. Una niebla espesa cubría la cima, impidiendo ver los paisajes de la zona. Venía acompañada de bastante humedad y fresco, afortunadamente para mí no era frío fuerte, de lo contrario lo hubiera pasado bastante mal, me arriesgué y no me eché chaqueta, por lo que iba de corto.

Nos echamos la foto de rigor junto al cartel de los 1.265 metros de altitud del Pico de la Pila, comimos un poco, quien llevara chaqueta, manguitos o cortavientos se lo puso y emprendimos el descenso. Al bajar nos encontramos con nuestro querido comunitario Truji, quien en un principio barajó la posibilidad de acompañarnos en la Mortal, pero finalmente no pudo ser. Nos deseó suerte, nos dio ánimos y continuamos hacia la Fuente Mina del Engarbo, a rellenar los bidones de agua.

Para muchos de los valientes comunitarios (Guillermo, Antonio Manuel y Patricia) era la segunda vez en coronar este pico, así que tienen aún más mérito, cuando no conoces la subida no sabes cómo ni dónde dosificarte, no sabes qué te vas a encontrar, por lo que se hace más dificultosa si cabe. En el caso de Paquito y en el mío propio la conocemos como la palma de nuestra mano, así que sabíamos cómo afrontarla, también conocemos la sensación de hacer este pico y en el mismo día Ricote, lo hemos hecho en la Mortal 1.0, en la Mortal 2.0 y en la Premortal 3.0 Primera Parte, así que contábamos con ventaja.

El comunitario Paquito206 iba siempre animándonos, con su euforia típica, que agradecemos y nos viene de maravilla a los que vamos algo preocupados o incluso asustados por lo que nos depararía la ruta. Íbamos haciendo números y viendo que sería un reto casi inalcanzable.

Ahora vendrían y vinieron más de 30 km de bajada y llano, que se hacen bastante rápidos (pero hay que hacerlos igualmente) y siempre nos animan, incluso nos dan una falsa sensación de que en nada estaremos en los Almeces de Ricote. Pero es solo eso, una esperanza que pronto se apaga, al entrar en el Barranco de Ambrós.

Volviendo a la cronología de la ruta, descendimos por San Joy y pasamos los campos de frutales de Las Salinas. Antes de llegar al apeadero de Ulea sufrimos una cruda realidad, la rueda trasera tubelizada de la bicicleta de la comunitaria Patricia pinchó, con una grieta que no sellaba el líquido. Afortunadamente llevábamos a nuestro mecánico de confianza Guillermo de Ciclopasión, que rápidamente improvisó una mecha con la goma que aguanta la cámara, la pinchó con un destornillador y el pinchazo se arregló. De paso también le echó un vistazo a la rueda, que iba bastante frenada.

Continuamos con la ruta y nos adentramos en el camino pedregoso del Monte del Belén, un camino que nos va quitando esa esperanza de la que hablaba antes, nuestro caminar por él es lento, dado que tiene tramos con muchas piedras y está muy roto, también tiene una tendencia a subir y luego culmina con unos metros de ascenso para coronarlo. Descenso pasando por encima de más piedras y hacia el Puerto de la Losilla.

Andaríamos por el kilómetro 74 más o menos, donde la comunitaria Patricia tuvo que volver a parar para fijar de nuevo la mecha del pinchazo, que se había salido. Paramos todos y al bajarme de la bici noté una leve molestia en el muslo entero, era como una sensación extraña que nunca me había ocurrido, como si llevara un nervio pinzado. Me puse a estirar un poco pensando que sería pasajero, casi siempre me suelo recuperar en la propia ruta de las posibles molestias que pueda tener, como en la Premortal, donde el fuerte dolor de isquios se me pasó al final de la ruta.

Continuamos subiendo por la senda paralela a la autovía y empecé a preocuparme, cuando pedaleaba me notaba más fuerte la molestia. Me levantaba de la bici, me sentaba y a los pocos metros no podía pedalear con la pierna izquierda.

Cruzamos la autovía y vi cómo los comunitarios se alejaban, ajenos a mi dolor. Me fastidiaría enormemente tener que abandonar este reto, dejar a los comunitarios a su suerte en la Mortal, no quería ni pensar en ello. Me puse la cala de la pierna derecha, quité la izquierda del pedal y pedaleé con una sola pierna. Pero venía subida, por la sierra de la Navela, así que apoyaba la pierna izquierda para ayudar a la derecha y me daba un «rampazo», me dolía el cuádriceps, desde el principio hasta la rodilla.

El comunitario Guillermo al ver que no me incorporaba al grupo aminoró y me encontró maldiciendo mi suerte. Llevo muchos años sobre la bici, muchos dolores, muchos kilómetros y sé cuando algo no es temporal y esto no lo parecía. Conseguí llegar al mirador de la Sierra de la Navela y anuncié a los comunitarios que no iba bien, que llegaría a Blanca y si seguía igual abandonaría.

La cosa no mejoró, bajé la Navela como pude, los comunitarios iban preguntándome y preocupándose por mi estado, la comunitaria Patricia me empujaba en los repechos y la cosa seguía sin mejorar.

Llegando a Blanca no podía pedalear con la pierna izquierda y mi cabreo iba en aumento. Paramos a comer y avituallarnos y me empecé a tocar el músculo, notando un fuerte dolor cuando me presionaba. Medité un poco y anuncié a los comunitarios mi abandono de la Mortal 3.0. No quería retrasarlos, tampoco lesionarme. Desde luego, si hubiese sido un problema lumbar, o en los brazos, ya me las habría arreglado para aguantar de una forma o de otra, pero si vas sobre una bici y no puedes pedalear ¡No hay más opción!

Cedí los elementos de grabación al comunitario Paquito206, les deseé suerte y ánimos y partieron hacia el reto más grande jamás logrado por la Comunidad. Yo me quedaría a esperar el coche escoba, formado por la comunitaria Patricia Carmona y por el comunitario Kronxito, quienes vinieron a recogerme.

Es la segunda vez en mi vida de ciclista, en unos 14 años, en que tienen que recogerme (que recuerde), y la anterior fue por problema mecánico. Es una sensación desagradable, la verdad es que tenía ilusiones y ánimos para intentar acabar la Mortal 3.0, antes del problema muscular me encontraba bien incluso. Pero la vida es así, hay que saber aceptar las derrotas. Y, por supuesto, esto no me quita los ánimos para intentarlo próximamente.

Volvimos a Molina de Segura donde me quité la ropa de ciclista, me duché y me puse la ropa de asistencia en ruta. Nos acercamos con unos ricos macarrones y otros víveres y bebidas hacia la Muela de Albudeite, lugar por el que pasarían los comunitarios tras subir a los Almeces de Ricote, subir la Cicatriz de la Muela del Mayés y subir a la Muela de Albudeite, sin olvidar el ascenso por La Perversa y el paso por el Barranco de Ambrós.

Mientras venían los comunitarios, Patricia, Kronxito y yo les preparábamos un recibimiento como se merecen, con la bandera comunitaria, los macarrones, algún dulce y las bebidas.

Llegaron pasadas las cinco de la tarde, se les veía exhaustos y aún les quedarían 100 km y el ascenso al Relojero por Columnas. Comieron y bebieron, llenaron los bidones de agua y sales minerales, les deseamos suerte, les dimos ánimos y continuaron el reto hacia El Relojero.

Poco más puedo contar de la Mortal 3.0 ya que, por desgracia, no pude vivirla. Solo decir que acabaron el recorrido completo el comunitario Guillermo de Ciclopasión y Paquito206 ¡¡Grandes!! Más de 230 km, 5.000 metros de desnivel acumulado subiendo y casi 19 horas de ruta.

Quiero dar la mi más sincera enhorabuena a los comunitarios Guillermo, Patricia Montero, Antonio Manuel y Paquito206, da igual quien acabara y quien no, lo meritorio es haber tenido el valor de intentarlo ¡¡GRACIAS!!

Aquí tenéis la continuación de la crónica por Paquito206:

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la Mortal 3.0 de Comunidad Biker MTB: