Hola amigos de Comunidad Biker MTB, de nuevo vamos con otra marcha, esta vez La Explosiva de La Pila, marcha a la que le tengo especial cariño por diversos motivos. Así que voy a contaros lo acontecido  el día 24 de septiembre de 2017 y, posiblemente, algo más.

Tras varias semanas de preparativos por fin llegó el día, el día de La Explosiva y como siempre el ritual mañanero. Me levanto sobre las 6:30 de la mañana, me visto y me aseo, me dirijo a por mi coche, donde tenía la bici y los artilugios necesarios para salir preparados desde el día anterior. Acto seguido voy a la panadería, donde había quedado con Henfri y Jose Costas, para desayunar y subir a La Garapacha juntos

Desayunamos tranquilamente, en mi caso me comí una napolitana de chocolate y un zumo. Emprendimos el camino hacia La Garapacha, aparcando los coches en la explanada cercana a la salida. Descargamos y preparamos las bicicletas de montaña. Subimos a la puerta de la iglesia, donde estaban montando los arcos de meta y demás elementos propios de las marchas MTB. Recogimos los dorsales y fuimos saludando a los compañeros que iban llegando, pues nosotros fuimos de los primeros en aparecer.

Cuando llegó Joaquín fuimos a dar unas vueltas de calentamiento por la zona, para ir colocando las cintas que habíamos dejado preparadas el día anterior y hacer los cortes de las calles. Vimos que habían retirado alguna que otra baliza  y por lo tanto nos tocó reponerlas, con la consiguiente vuelta de nuevo a la zona. Durante el calentamiento notaba mis piernas algo pesadas, hecho al que no le di mucha importancia de primeras, aunque la bronquitis que estuve soportando durante las tres semanas anteriores, junto con la preparación de la marcha en la última semana, no me dejaron coger la bici prácticamente nada, pero bueno, estaría más descansado y dicen que el descanso es necesario.

Volvimos a la plaza y comenzamos a hacernos fotos, a comentar con la gente y demás cuestiones propias de estos eventos deportivos, hasta el momento de la salida. Ahora toca ponernos en la cola, aunque esta vez no saldría en las últimas posiciones, por la parte media del pelotón.

Se da la salida y comenzamos bajando por la cuesta de la iglesia, voy buscando huecos para adelantar alguna posición, aunque con dificultad, al ser la salida neutralizada vamos muy juntos todos, voy aguantando el tirón hasta el cementerio.

En la entrada del camino se armó un poco de pelotera, el coche de la policía local tuvo un pequeño atranque y esto generó el efecto oportuno. Finalmente llegamos a la carretera donde el coche aceleró y los toros quedaron sueltos. En esta parte empecé a apretar un poco el ritmo e iba adelantando bastantes posiciones. Llegué a la zona de La Garapacha, continuando a buen ritmo, más o menos bien colocado. Ahora sólo me quedaba aguantar y seguir remontando posiciones poco a poco durante el resto de la marcha ¡Ahí es nada! Al final del tramo de La Garapacha, el comunitario Alex, hijo del comunitario Henfri, me dijo que iba el 55, posición que  no era muy mala para llevar unos 5 kilómetros solamente.

Tomamos la pista y acto seguido la senda de los baladres donde hice un poco de postureo para que nuestro querido amigo Antonio, de ADM Fotografía, me sacara guapo. De ahí pasamos a la Nino Schurter para hacerla de subida. Seguía bien aunque en el principio de esta senda suele haber atranque y así fue también esta vez, tuve que poner el pie en el suelo. Justo en este momento me alcanzó Pepito el Moro (en adelante Pepe), nos pusimos a charlar y a hacer el recorrido juntos. Le dije que tirara que él está más fuerte que yo, pero como no tenía pensamientos de disputar me dijo que me acompañaría.

Llegamos a la bajada del Barranco del Mulo, que la hice bastante bien, sin ningún sobresalto. Es un descenso peligroso porque es por camino, se coge mucha velocidad y tiene algún salto y tierra suelta. Tras afrontarlo con éxito pasamos a la pista de San Joy. Comenzamos el ascenso y Pepe me dijo que me pusiera a su rueda, que me llevaba un rato, le dije que no, que a mí me gusta hacer mi carrera sin tener que ponerme a rueda, pero que si íbamos hablando mejor, la subida es algo aburrida y tediosa.

A la mitad de la subida empecé a notarme algo flojete. Lo lógico para mí es que fuese adelantando alguna posición y no al revés, pero así es la vida, esta vez era yo el que veía como perdía alguna posición. Continué hasta el cruce de la bola, donde me vine arriba, ya que en la subida no había ido bien a ver si por lo menos en la bajada recuperaba algo. Me noté con bastante flow en la bajada, hasta que alcancé al ciclista que me precedía y tuve que aguantar un poco detrás, no tenía sitio para adelantar en la senda y no era cuestión de hacer maniobras arriesgadas, siempre hay que respetar la posición que no son marchas competitivas, no debemos olvidar esto. Llegué a la pista de nuevo y en poco tiempo Pepe me volvió a alcanzar. Me sobrevino una sensación mala, no tenía el tirón de otros días, así que le volví a decir a Pepe que tirara delante que yo no iba bien.

La inactividad de las últimas tres semanas, junto con la ingesta de antibióticos para combatir la bronquitis, mermaron mis fuerzas, sin duda me estaba haciendo mella. Todo esto sumado, como he dicho anteriormente, a la semana última también de inactividad ciclística al estar preparando la marcha, hicieron que mi cuerpo no respondiera como estaba acostumbrado. No quedaba más remedio que tirar de cabeza.

Llegué a la bajada de la Senda del Esparto, senda que descendí a buen ritmo, para bajar aún tenía fuerzas. Pasamos rodando hacia la Fuente de la Higuera y a la senda de Adán y Eva. En esta parte volví a ponerme firme para el postureo, tenía a Eva y a Rosa cámara en mano y a un montón de gente animando, no era plan de salir andando en las fotos de la subida de la senda jejeje.

Pasado este tramo y con el ánimo subido gracias al público y amigos, tocaba la subida de Senda Oscura y Senda de las Víboras. Y llegó mi declive, la debacle, la caída de un mito, reventé como las chicharras, no había sudado tanto jamás en mi vida, me picó el pollo a base de bien, las piernas me dolían, no tenía ni ganas de subir, … Cuando el físico falla solo queda la mente, tiré de cabeza diciéndome a mí mismo «Hay que continuar como sea». Iba primero de los locales y seguramente con bastante ventaja sobre el segundo, así que el pensamiento era aguantar el tirón como fuese.

Seguir pedaleando sin pensar mucho, como buenamente podía, hasta llegar al avituallamiento del llano de los conejos y fue como si hubiese visto el cielo abierto, nunca en ninguna marcha  me había hecho tanta ilusión ver un avituallamiento. Deje la bici en una orilla y le dije a Diego que me diera agua, Aquarius y unas piernas nuevas, solo me dio agua y Aquarius. Tras beber y hacer como que había recuperado continué hacia la senda de las víboras, la subí con más pena que gloria. En el tramo de tierra suelta donde nunca ponía el pie hoy tuve que hacerlo andando, pero había que seguir.

A duras penas conseguí llegar al albergue, Jose Julián, su mujer y algún espectador más me animaban, estaba más muerto que vivo pero tenía que seguir, mi principal objetivo era ser primero local y, de momento, todo pintaba bien. Continué pedaleando por la pista forestal hasta el cruce de la bola. De vez en cuando miraba para atrás en busca de algún maillot naranja de algún compañero del C.C. Fortuna Team, los locales, por suerte no veía ninguno y eso me daba tranquilidad.

Llegamos al cruce de la bola unos 7 u 8 ciclistas y comenzamos el ascenso, de primeras les saqué unos 50 ó 100 metros de distancia, que  se vieron recortados paulatinamente en el transcurso de la subida hasta la Senda de la Solana, pero seguía en la bici y eso era lo que importaba, cansado como nunca pero con el recorrido casi terminado y ahora tocaba bajar, así que a dejarse llevar por la inercia y la gravedad. Pero cuando bajas hay que sujetar la bici y si vas sin fuerzas pasa lo que pasa, efectivamente en una de las zonas de piedras sueltas, zona que semanas antes había bajado como un rayo, no pude hacerme con la bici y caí. Tuve suerte, en ese tramo no iba muy rápido y todo quedó en algún rasguño en la rodilla. Portillo, Kiko y Momas me ayudaron a ponerme en pie, estaban allí ya que era una de las zonas más críticas de la bajada y se preveían más caídas. Continué mi descenso y por fin llegué al final de la Solana, ahora tocaba la Senda de los Cardos y bajar la Nino Schurter y el Barranco Hondo, estas bajadas las hice bastante bien, llevaba ritmo alegre pero relativamente tranquilo, había que asegurar.

Ya estaba en la recta final, el tramo del caserío de Las Luisas, ese tramo que parece recto pero va picando hacia arriba como el que no quiere la cosa. Me animaba el saber que estaba terminando mi calvario particular, último tirón y para adelante. Llegué a La Garapacha y ya solo quedaba bajar los escalones y subir a la iglesia. Además, esta zona estaba llena de gente animando, lo que me dio el último suspiro para sacar fuerzas de donde no las había e incluso me puse en modo postureo a Nivel Dios. Bajé los escalones mejor que los del red bull y, en la subida, que estaba Rosa Romero, me solté de una mano, para saludar y hacer un poco el tonto, que es lo que mejor se me da, mientras cruzaba la línea de meta, con una gran ovación.

Había conseguido mi objetivo, primer clasificado local (menos mal que Jesús Vicea estaba en Madrid :wacko:  :wacko:  :wacko: ), en la posición 65 de la general y en un tiempo de 2 horas 45 minutos, esto me fastidió un poco, el año anterior en la Explosiva hice 10 puestos y 20 minutos menos. Aunque después del reventón y la picadura de pollo no se podía pedir más.

Dejé la bici aparcada y me puse a beber para recuperar un poco, acto seguido fui al coche a por mi mochila y de ahí a la ducha que tanto trabajo nos costó montar. Tras la ducha solo quedaba disfrutar del momento, charlar con los amigos y la familia y relajarse. Entré al catering para comer y reponer fuerzas, esperando a la entrega de trofeos. Recogí mi trofeo de primero de los locales orgulloso y seguí disfrutando de la estupenda mañana.

Poco a poco esto se iba acabando y empezamos recoger y limpiar, nos hicimos la foto de grupo y finalmente pusimos el punto final a este día (luego habría que volver a desmontar todo  :wacko:  :wacko:  :wacko: ).

Y esto fue lo acontecido en una fantástica mañana de diversión y convivencia, en la Marcha BTT Explosiva de la Pila, que repetiré al año que viene sin dudarlo. Como bien dice el nombre de la marcha, exploté, pero aún así disfruté y de paso aprendí que para el próximo año tengo que salir un par de días por lo menos en la última semana. Querido comunitario Félix, me pido ya de antemano libres el miércoles y viernes del año que viene de la semana antes de la marcha jajajaja.

Atentamente de vuestro vicepresidente comunitario Paquito206.

  • Fotos de la Marcha BTT Explosiva de la Pila 2017: