Hola estimados y queridos comunitarios de todo el mundo, os saluda y escribe el comunitario presidente Alonso, habitual cronista de la Comunidad. Tengo el placer de relataros hoy la primera ruta de carrera por montaña (trail running) que realizo desde hace muchos años. Hoy sábado, día 25 de noviembre de 2017, decidimos salir al monte pero sin la bicicleta. Como sabéis es muy recomendable practicar varios deportes y no quedarnos sólo con uno, con el ciclismo, para ejercitar otros músculos y para disfrutar de la montaña a otra velocidad y con otro ritmo.

El día se presentaba con muchas nubes y amenaza de lluvia, pero con buena temperatura. Así que la comunitaria Patricia y yo nos arriesgamos y salimos a correr. En un primer momento iba a ser por carretera y por el pueblo, dado que nos estamos preparando para hacer la media maratón de Santa Pola. Para ser sinceros estoy entrenando poco, una salida o dos por semana. Me quedan algo menos de dos meses para la media maratón, así que tengo que ponerme las pilas o me costará acabarla.

El caso es que al pasar a la altura de las Salinas la comunitaria Patricia dijo «¿Nos echamos por esta senda?» y una cosa llevó a la otra. Nos gusta tanto el monte que empezamos a correr por caminos de tierra y nos fuimos calentando, cogimos una senda que conocemos de la bici y la subimos hasta arriba. Nos encontramos con el comunitario Chema y sus hijos, que estaban haciendo una ruta de ciclismo de montaña. Lo saludamos y continuamos con el trail running.

Es como si la montaña nos absorbiera, sin darnos cuenta pasamos del artificial, crudo y duro asfalto al natural y blando suelo del monte. Hacía tiempo que no corría por la montaña, más de 15 años. En mi etapa de corredor de medias maratones, hace ya mucho, también hacía carrera por montaña, recorriendo la Sierra de Lúgar y la Pedrera, por las inmediaciones de mi pueblo El Rellano. Pero tras coger la bici dejé de practicar este estupendo deporte.

Es una sensación un tanto diferente al ciclismo de montaña, parecida pero diferente, todo se ve a menos velocidad, haces menos kilómetros pero ves más cosas y más nítidas. Incluso los olores se saborean de forma diferente. Puedes ver las piedras del camino y cuesta menos parar a ver las peculiaridades que nos depara el monte.

Todo esto nos llevó a olvidarnos del reloj y de los problemas cotidianos, nos centramos y concentramos en subir y bajar varias sendas de la zona. Aprovechando que íbamos a pie recorrimos las que no son ciclables, con ese encanto especial que tienen: más frondosas, más estrechas, apenas dibujadas en la piel de la sierra.

Corrimos por las lomas y las crestas, incluso paramos a meditar tranquilamente unos minutos, aprovechando un cortado de la sierra, sobre unas piedras gigantes, que la erosión de los miles de años de lluvias y viento ha ido moldeando a su antojo. Piedras de conglomerado en este caso, que cuando pasas con la bicicleta las ves lisas y de una única composición, pero cuando te acercas andando te das cuenta de que están compuestas, a su vez, por multitud de piedras más pequeñas, de diferentes tamaños. Allí estuvimos sentados y disfrutando de este estupendo día, en silencio, meditando y tratando de formar parte del bosque, como si fuésemos una piedra o un árbol más.

Dicen que la musculatura tiene memoria, es posible, poco a poco iba calentando y cogiendo tono, recordando mis tiempos de montañismo y de atletismo, de cuando me hacía 15 km corriendo sin cansarme, de cuando salía a correr más de 5 días a la semana, de cuando hacía medias maratones. Una estupenda sensación, saber que puedes retomar un deporte tan bonito como es el correr por la montaña, ahora llamado por las modernidades trail running.

Parábamos cuando veíamos algo curioso, alguna piedra con formas caprichosas, algún árbol peculiar, algún animal. Con la bici también lo hacemos pero, por ejemplo, casi nunca nos da tiempo a ver las piedras, pasamos dándole a los pedales por encima y sólo fijamos la vista al frente. Corriendo es otro mundo, es como hacer zoom sobre una zona, como si la ampliaras y pudieras percibir hasta el más mínimo detalle.

El monte absorbe, el monte hace olvidar, el monte sana, el monte libera, el monte es y da vida… Sin darnos cuenta se nos hizo la hora de volver, una pena porque quedaban muchas sendas por recorrer, pero ahí estarán esperándonos para el próximo día.

Acabamos haciendo 10 km, con unos 150 metros de desnivel, lo cual no está mal para ser carrera a pie y para ser la primera desde hace años. Pero lo mejor fueron las sensaciones, el ver que puedo retomar el atletismo y correr de nuevo. Cierto es que no todo lo que reluce es oro, cierto es que me duelen un poco las rodillas, acostumbradas al suave pedalear y a no tener impacto, con la carrera sufren un poco, si bien espero acostumbrarme. Y cierto también es que tras la carrera me noto muy cansado, sobre todo los cuádriceps y, tal vez, la espalda. Pero también es cuestión de rutina y constancia, de acostumbrar y fortalecer los músculos que, con el desuso de la bici, se van atrofiando.

Si no tengo molestias importantes trataré de ir retomando este estupendo deporte, alternándolo con el ciclismo de montaña, por supuesto. Máxime cuando tenemos cerca de nuestras casas estos estupendos montes que se quedan algo pequeños para el MTB pero que son de dimensiones perfectas para el trail running. Sería una verdadera pena desaprovecharlos.

De vuestro comunitario presidente Alonso.

  • Fotos de la ruta de carrera por montaña: