Hola comunitarios, soy Juan Madrid Vera o como se me conoce en la Comunidad, el Lastre. Hoy, una tarde cualquiera de enero de 2018, después de mucho tiempo, os voy a contar qué hace un Lastre montando en una flaca.

Como toda historia tenemos un principio y mi principio empieza este verano. Como todos los veranos vuelvo a desaparecer del mapa, (bueno, la verdad es que este año la 30820 ha estado y está un poco desaparecida, pero en breve volveremos a dar gustos y disgustos a la par). En la delegación 30820 dos miembros se han hecho con flacas (bicis de carretera) y en verano las usan y salen más que con la de MTB. Sobre todo por el tiempo de uso, ya que con la de carretera en menos tiempo puedes hacer más kilómetros, lo que te permite mantener la forma en verano, que es algo complicado cuando se carece de tiempo.

Nunca me había planteado ni se me había pasado por la cabeza montarme en una bici de carretera, por dos cosas fundamentales y dispares a la vez:

  1. Mi mala cabeza a la hora de circular:  tengo que reconocer que soy bastante despistado para ir circulando, algo que voy cambiando a pasos agigantados.
  2. El tiempo: de nuevo la triste falta de tiempo, ya que si me cuesta sacar tiempo para MTB ¿cómo lo voy a sacar para la de carretera?
  3. He dicho dos razones, pero añado una tercera, que es la económica: no me apetecía gastar dinero en una bici que podría ser un capricho pasajero.

Como en toda historia, para que todo salga, se deben de alinear los planetas. En mi caso, a la vuelta del periodo de vacaciones, se alinearon y me hice con mi GITANE. Lo primero que hice cuando adquiero la GITANE es llevarla al taller de confianza de la Comunidad, y al mecánico que a día de hoy más confianza me da, que no es otro que Guillermo de Ciclopasión.

Después de ajustar la GITANE a mi talla y mi postura, toca probarla y así es como empezamos con los 500 km de GITANE que a continuación relato y detallo.

La primera prueba de la GITANE, 28 de octubre del 2017

Es el día de antes de la Cabra, salgo con los comunitarios Caride y Chon. Es la primera vez, la verdad es que no le cojo el gusto del todo. Hacemos 40 km, que después de dos pinchazos y quedándonos sin cámaras, damos por finalizada esta primera ruta con crudas realidades (gracias a Zarzo por ser ese día mí coche escoba).

Empiezo a pensar que me he equivocado, pero como soy Lastre no digo nada, todo Lastre necesita varias salidas para encontrarse consigo mismo y con su montura.

La primera salida en serio, 5 de noviembre del 2017

Pues sí, unos días después hago la primera salida en serio con la flaca, con mi GITANE. De nuevo me acompañan los comunitarios Caride y Chon, está vez son 80 km. Es cuando descubro que el aire es peor para carretera que para montaña, pero las sensaciones son muy diferentes, termino reventado, pero muy ilusionado, me empieza a gustar la carretera (aunque sigo prefiriendo la montaña) y como complemento de MTB creo que he acertado.

Esto está empezando y siempre toca un golpe de realidad, y en este caso vendría en la tercera salida, que relataré a continuación.

Tercera salida de 85 km, 3 de diciembre

Pasa un tiempo y por motivos diversos no puedo salir durante unas semanas, pero llegó el ansiado momento. Nos montamos en la flaca nuevamente, un 3 de diciembre, en este caso me acompaña el comunitario Chon.  Decidimos subir a Sierra Espuña por la Marina, hasta la fuente del Hilo. Hasta aquí todo fue bien, no tengo quejas, la verdad, lo único que decir es el frío que empiezo a pasar, pero el día era soleado y no se notaba mucho.

El golpe de realidad me lo doy cuando iniciamos el descenso, si soy Lastre subiendo en MTB aún lo soy más bajando (el presidente Alonso, que alguna vez ha bajado detrás de mí, puede dar fe de que soy Lastre descendiendo). Para bajar y centrarme en el descenso me gusta ir escuchando mi música, cosa que en carretera está terminantemente prohibido pues tienes el peligro de los coches que circulan a tu alrededor. Ese descenso lo recuerdo como uno de los peores momentos que he pasado sobre la bici, temblé tanto por el frío como por el miedo al descenso en sí. No encontraba la postura para frenar, curva va y curva viene, mi peso hace que sin querer coja velocidad, y cada vez frenando más, y curva va y curva viene, y esto no se termina nunca.

En mi vida me alegré tanto de ver una larga recta que cuando acabé la bajada y entré en Alhama. En ese momento, con la tensión acumulada del miedo, el frío y el pensar que aún te quedan  40 kilómetros para llegar a casa, es cuando sale tu vena Lastre y decides llegar, aparcar la bici y volver a probar otro día y, si eso, ya decidiré si me equivoqué o no, hoy no es momento para pensarlo.

Cuarto día de ruta con la flaca, 10 de diciembre de 2017

Pasan pocos días y decido hacer otra ruta, el 10 de diciembre. En mi mente sigue candente mi último intento para decidir si esto del ciclismo de carretera me gusta o si me doy por vencido. Vuelven a acompañarme los comunitarios Caride y Chon, realizamos 77 km. Nos vamos al embalse de la Pedrera, y vuelvo a sentirme Lastre en el buen sentido, valga la redundancia.

Le vuelvo a coger el gusto, me vuelve a enganchar, cada vez las sensaciones son mejores, aunque sigo siendo Lastre, y en carretera eso se nota más, pues si pierdes rueda te quedas solo y recuperar unos metros requiere mucho esfuerzo, aún así me vuelvo a divertir encima de mi GITANE.

Dos salidas rápidas, 16 y 31 de diciembre

El 16 y 31 de diciembre hacemos dos salidas rápidas. El día 16, cuando bajamos la Cresta del Gallo, patrocino una importante cruda realidad, en un bache reviento las dos cámaras. Esto hace que la ruta se quede en 35 kilómetros y nos obliguemos a volver a casa antes de lo esperado. La distribución del peso corporal en carretera, junto con los baches, son cosas que se van aprendiendo con los pinchazos y los kilómetros.

El día 31, siendo noche vieja, no puedes hacer mucho, la familia te reclama. Así que salimos algo corto para estirar las piernas y seguir cogiendo buenas sensaciones con la flaca.

La última salida hasta la fecha, 16 de enero de 2018

Y llega la última salida hasta la fecha, día 16 de enero de 2018, el comunitario Chon y yo nos proponemos subir el Garruchal y después ¡ya veremos!

El “ya veremos” se convierte en 91 kilómetros en las piernas. Kilómetros que disfruté, salvando el frío pero es algo normal en esta época. La mañana nunca terminó de lucir del todo y el viento venía frío. Pero he de reconocer que realizamos 4 horas de ruta y fueron 4 horas de disfrute, todo un gozo.

Comunitarios Lastre y Chon en ruta con la flaca

En realidad he sumado unos 450 km con mi GITANE, pero como buen Lastre me como una y me cuento 20. La conclusión: si eres Lastre en MTB lo serás igual con la flaca. Recuerda que el aire en carretera siempre sopla de cara y nunca de culo, que hay que tener 1.000 ojos ya que es más peligroso, pero se disfruta, merece la pena probar y si es con una GITANE mucho mejor.

Ha sido un placer explicaros dónde he estado metido todo este tiempo y contaros mis sensaciones encima de una flaca, nos vemos pronto.

Un saludo de vuestro comunitario Lastre.